Las industrias que cumplen con normas de calidad para garantizar la seguridad alimentaria pierdenterreno frente a competidores informales.

Retos de la industria láctea en Ecuador: entre la exportación y la sostenibilidad interna

El sector lácteo ecuatoriano vive un momento de contrastes. Por un lado, productores, industria y Gobierno Nacional han logrado importantes hitos en materia de comercio exterior.

Actualmente, Ecuador exporta leche y derivados a Colombia, Perú, Estados Unidos y El Salvador. De hecho, recientemente se concretó la primera exportación de leche UHT a El Salvador, con un embarque de 19.000 litros. A ello se suma la firma del protocolo sanitario con China, paso clave que permitirá el ingreso progresivo de productos lácteos al gigante asiático.

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Este dinamismo ubica al país en el radar internacional. Según el Banco Central del Ecuador (BCE), en 2025 las exportaciones de leche y derivados se triplicaron respecto a 2024, alcanzando 361,67 mil toneladas. Los sueros y la caseína concentraron el 65,5 % de las exportaciones, seguidos por quesos (25,6 %), manteca (8,1 %) y leche en polvo (0,8 %). El sector genera más de 1,2 millones de empleos y es motor del desarrollo rural, consolidando a Ecuador como referente de calidad y sostenibilidad en la región.

Sin embargo, detrás de estos logros emergen desafíos que comprometen la sostenibilidad de la cadena láctea. Verónica Chávez Man-Ging, directora ejecutiva del Centro de la Industria Láctea (CIL), advierte que la producción de leche cruda registra una tendencia a la baja. Según datos del INEC, actualmente se producen 5,3 millones de litros diarios, es decir, 4,8 % menos que en 2023.

La situación se complica con una caída del consumo interno cercana al 9,5 % en el primer semestre de 2025. Esta disminución revela una desconexión entre los canales formales y las necesidades reales del mercado. Al mismo tiempo, la informalidad se expande: más del 50 % del sector lácteo opera fuera del marco regulatorio, sin controles sanitarios adecuados, afectando la competitividad de la industria formal.

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Este escenario golpea tanto a empresas como a consumidores. Las industrias que cumplen con normas de calidad, invierten en trazabilidad y seguridad alimentaria terminan perdiendo terreno frente a competidores informales. Los consumidores, por su parte, quedan expuestos a productos sin garantía sanitaria.

Expertos coinciden en que es urgente repensar la política pública. Detallan que la rigidez normativa actual, lejos de solucionar los problemas, dificulta la integración de pequeños productores y frena el crecimiento del sector formal. La clave, sostienen, está en flexibilizar ciertos parámetros, diseñar políticas inclusivas y fortalecer la cadena láctea para garantizar alimentos seguros, precios justos y un crecimiento sostenible.

El reto está planteado: mantener la competitividad en mercados internacionales mientras se asegura la sostenibilidad interna de una industria vital para la economía rural del Ecuador.

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