En Nobol, corazón agrícola del Litoral ecuatoriano, el I Congreso y Expo Internacional de Arroz se ha convertido en un punto de encuentro decisivo para los productores de la gramínea. El país cuenta con más de 400.000 hectáreas de arroz que generaron alrededor de 1,9 millones de toneladas en 2024, una muestra de la enorme relevancia del cultivo para la economía y la soberanía alimentaria nacional. En este contexto, el evento —organizado por Ecuasem y el INIAP— llega como una plataforma que entrega herramientas concretas a quienes sostienen esta cadena: los agricultores.
Desde el primer día, cientos de productores recorren las conferencias y exhibiciones buscando soluciones para elevar su productividad en un escenario cada vez más retador. “Los arroceros son el motor de este congreso”, destacó Pablo Álvarez, presidente de Ecuasem, subrayando la apuesta por compartir tecnología, buenas prácticas y el uso de semilla certificada, un insumo clave para mejorar rendimientos y reducir pérdidas.
El congreso reúne a especialistas nacionales e internacionales que abordan temas estratégicos: nuevas variedades, manejo agronómico, sostenibilidad, control de malezas y herramientas digitales. Para los agricultores, este intercambio de conocimiento es valioso, pues permite actualizar técnicas y mejorar decisiones en campo, especialmente ante el inicio de la siembra de invierno 2026.
La zona comercial, uno de los espacios más concurridos, ofrece parcelas demostrativas, donde los productores observan directamente el comportamiento de las variedades y de los distintos insumos. Empresas como Agripac presentaron su portafolio de semillas certificadas, fertilizantes y herbicidas, insumos que apuntan a optimizar la nutrición, proteger los cultivos y garantizar uniformidad en las plantas.
Uno de los anuncios más comentados ha sido el lanzamiento de La Costeña, la primera semilla de arroz de la compañía Agarismal. Con un ciclo vegetativo de 105 a 110 días y una altura de 120 cm, esta variedad evita el abatimiento y promete altos rendimientos: hasta nueve toneladas por hectárea en Babahoyo y doce en Daule, según explicó Vicente Serrano, gerente general de la firma. El material es parte de una investigación de nueve años junto a la Universidad Técnica de Babahoyo y la Corporación de Industriales Arroceros, enfocada en desarrollar variedades adaptadas al clima y suelo del país.
Maquinaria agrícola, drones, sistemas de monitoreo y herramientas de precisión completan la oferta. Para los agricultores, esto significa acceso directo a innovaciones que pueden reducir costos, aumentar eficiencia y mejorar la calidad del grano.

