Sergio Cedeño Amador

Sergio Cedeño Amador y su amor por el campo y por las costumbres montuvias

El amor por el campo y por las costumbres montuvias es el sello inconfundible de Sergio Cedeño Amador, gerente general de Industrial y Agrícola Cañas, un guayaquileño nacido hace 70 años cuya vida se ha desarrollado entre la agricultura, la ganadería y la gente de la costa ecuatoriana.

Este idilio comenzó a tomar forma desde su niñez, cuando en las vacaciones y en los feriados los pasaba en la Hacienda Sofía, ubicada en Naranjal, de propiedad de su abuelo César Amador. Aquí tuvo sus primeros con tactos con el cultivo de cacao y las reses, y nació su interés por el campo.

Recién graduado de bachiller en el Colegio San José La Salle, obtiene una beca en la Escuela Agrícola Panamericana del Zamorano, en Honduras, donde ingresa a estudiar en 1971. Una experiencia única, asegura Sergio Cedeño.

“Todas las mañanas salíamos al campo, con machete y azadón para la labor de la tierra, ordeñando vacas, criando animales, etc.; y en las tardes asistiendo a las clases y por las noches era obligatorio estudiar de las 7 hasta las 10, y de ahí a dormir, porque a las 5 de la mañana de nuevo comenzaba la actividad en el campo”, recuerda.

Durante 3 años en Zamorano adquiere varios conocimientos debido a las actividades prácticas, y alcanza el título de agrónomo. Regresa al Ecuador, es contratado a sus 21 años de edad como ayudante del administrador de la Hacienda Angélica, ubicada entre los cantones Baba y Samborondón. Esta propiedad era inmensa, resalta Cedeño, pues contaba con 3.500 hectáreas, de las cuales 1.000 estaban destinadas al cultivo de arroz, y tenía 4.000 cabezas de ganado.

Al poco tiempo, Cedeño asumió la administración de la hacienda, aquí a más de conocer más sobre la tecnificación en el cultivo arrocero y sobre inseminación del ganado, también aprendió a querer el folclore montuvio.

“Esta zona es típicamente montuvia, donde continuaban las tradiciones como los amorfinos, las bandas de pueblo, me gustaba asistir a caballo a los velorios y a las fiestas populares”, indica.

Sin embargo, tras 4 años tuvo que dejar la administración, porque su abuelo César Amador le pidió ayuda para el manejo de la Hacienda Sofía. Un paso de apenas año y medio, pues el siguiente reto profesional estaba en Guayaquil.

En la Perla del Pacífico, Cedeño asume como subgerente de Crédito Agropecuario de Cofiec, donde comenzó una vida itinerante recorriendo las haciendas de los clientes desde Esmeraldas hasta El Oro para verificar y supervisar el avance de los cultivos y de la ganadería.

Lea también: Marianela Ubilla, la multifacética ingeniera agrónoma

Tras un lustro, pasa a ser el titular de la Gerencia de Crédito Agropecuario del Banco Pacífico. En este momento de su vida, comienza los sábados a brindar asesoría a la Hacienda Cañas, ubicada en Naranjal, que tenía una ganadería abandonada. Las primeras acciones fue sustituir los animales en mal estado por animales sanos, construye potreros, siembra pasto y realiza las mejoras necesarias.

Sergio Cedeño es miembro de la “Academia Nacional de Historia del Ecuador” y presidió gremios agrícolas de mango y cacao. (foto cortesía)

Sale del banco y en 1989 asume la Gerencia General de Industrial y Agrícola Cañas. Así emprende un proyecto pionero: la siembra a gran escala de cacao de la variedad CCN-51.

“Nos decían: están locos. Pero yo conocía esta variedad, que fue desarrollada por un agrónomo ecuatoriano Homero Castro Zurita, que era muy amigo de mi abuelo y las primeras 1.000 plantas las sembró en la Hacienda Sofía”, destaca.

En la primera etapa se sembraron 200 hectáreas de cacao CCN-51 en la Hacienda Cañas, y posteriormente 200 hectáreas adicionales con resultados positivos. Pero lo más importante, señala Cedeño, es que la variedad se extendió a varios sectores.

“En ese tiempo, los agricultores de cacao vivían en la miseria, porque sembraban semilla de baja calidad o de árboles enfermos atacados por la escoba de bruja o la monilla; pero fueron aprendiendo la siembra de esta variedad y ahora han mejorado su calidad de vida”, manifiesta.

Hace 30 años Ecuador era el décimo productor de cacao en el mundo, y en la actualidad ocupa el tercer lugar. La productividad que no superaba los 10 quintales por hectárea ahora llega a los 50 quintales. “Esto es lo que más puedo resaltar de la vida que tengo, esa función social que se logró a través de este trabajo”, enfatiza Cedeño.

A más de la nueva variedad, en la Hacienda Cañas se trabajó en agricultura de precisión, que incluye análisis de tierra y hojas, fertilización, riego, etc. Por todas estas innovaciones y buenos resultados, decide incursionar en el turismo agrícola y abre el Tour del Cacao, donde los visitantes (no solo turistas, sino también investigadores, empresarios y hasta periodistas) conocen el cultivo, la fabricación de chocolate y las tradiciones costeñas.

Justamente, esta última parte es la otra pasión de Sergio Cedeño a tal punto que, en diciembre de 2001, junto con un grupo de personas amantes del folclore costeño, crean la Fundación Regional de Cultura Montuvia, con el interés de rescatar, difundir y promover las tradiciones y costumbres del pueblo montuvio.

La organización impulsa la creación de grupos folclóricos, brinda charlas sobre las tradiciones, editan libros y folletos sobre el tema, organizan festivales, etc. “Esto nos llena de mucha alegría porque las costumbres no se están muriendo, y ahora las personas de estos pueblos se reconocen como montuvios y lo dicen con orgullo”, destaca.

A la par del cacao, Industrial y Agrícola Cañas cultivó banano, y en la actualidad tiene más de 700 hectáreas en 9 haciendas, las cuales alcanzan una alta productividad, logrando un promedio de 4.100 cajas de la fruta por hectárea al año.

Asimismo, cuenta con la hacienda más grande dedicada al cultivo de mango con 500 hectáreas y durante los últimos 30 años Cedeño ha sembrado la mayor colección de fruta tropicales, con 70 especies americanas y asiáticas, con el objetivo de evitar la extinción de dichos productos. Esto resume en parte la vida de Sergio Cedeño, quien también se define como un orgulloso montuvio.

“Las costumbres no se están muriendo, y ahora las personas de estos pueblos se reconocen como montuvios y lo dicen con orgullo”: Sergio Cedeño Amador.

3 comentarios en “Sergio Cedeño Amador y su amor por el campo y por las costumbres montuvias”

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Scroll al inicio