Calidad del suelo, fundamental para un cultivo acuícola saludable

Mantener la calidad del suelo de las piscinas camaroneras es clave para alcanzar un óptimo ciclo de producción. Propiciar su buen estado permite no solo tener buenos niveles de oxigenación, sino también contribuye a la reducción de parásitos y los niveles de estrés en los animales.

La preparación de estos fondos, previo a la construcción de los estanques, es fundamental, pues éste será el sustrato sobre el que pasarán los camarones y sobre el que proliferarán los microorganismos vegetales y animales (bentos), que reciclan la materia orgánica (MO) y que servirán de alimento natural.

Gabriel Durán, docente de acuicultura de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE) de Manabí, afirma que previo a la construcción de una piscina deben tomarse en cuenta varios aspectos. El primero es la tasa de retención de agua que tiene el suelo; segundo su textura y proporciones de arcilla, arena y limo (prefiriendo aquellos que varían de francos a arcillosos); tercero la alcalinidad; y como cuarto y quinto punto la presencia de MO (ácidos húmicos y fúlvicos), la cual permitirá niveles adecuados de flora bacteriana, de comunidad bentónica y pH.

“El suelo natural puede presentar una textura franco- arcillosa o limosa, con una cobertura vegetal y niveles apropiados de ácidos húmicos, esto garantizaría el establecimiento de una comunidad bentónica. Por el contrario, al ser arenoso, con poca retención de agua y escasez de nutrientes exigirá acciones meticulosas de preparación”, manifiesta.

Si la textura del suelo es muy arenosa, remarca el director del Centro Nacional de Acuacultura e Investigaciones (CENAIM) de la ESPOL, Estanislao Sonnenholzner, el agua se filtrará derivando en mayores costos de bombeo por reposición de líquido. La presencia de arcilla en estos espacios debe ser de un mínimo del 30%, tanto en los fondos como en la consolidación de los muros.

Otro aspecto a considerar es la acidez. Muchos suelos pueden contener minerales como la pirita, que al momento de ser excavados y expuestos al ambiente generan altos grados de acidez.

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“En el caso de acidez por pirita el único tratamiento que serviría es lavar el suelo continuamente para que éste se oxide, pero siempre existe el riesgo de que el agua de ese lavado entre a los canales o cuerpos de agua naturales. Muchos aplican carbonato de calcio u otro tipo de material calcáreo para neutralizar la acidez, pero si ésta es por pirita resulta muy costoso hacer una neutralización con cal”, alega Sonnenholzner.

En el caso de terrenos arenosos se pueden alcanzar resultados con la utilización de geomembrana o con la colocación de una capa de arcilla en los suelos de los estanques. Pero su acondicionamiento supone grandes costos cuando se trata de varias hectáreas. “Lo mejor ese caso es no trabajar en ese tipo de suelo”.

El suelo del fondo del estanque, y en particular la capa del lodo, se considera como el “laboratorio químico” y “el almacén de los nutrientes primarios” del ecosistema de la piscina, y como tal juega un papel importante en el mantenimiento de su productividad. Un manejo inapropiado o insuficiente de la zona -dice Durán- provocará el menoscabo de este fondo, por lo que cualquier tratamiento se debe dar previo a su llenado y durante el cultivo.

“Las enfermedades producidas por el deterioro de la calidad del suelo, van desde el simple estrés de los animales que afecta su crecimiento y supervivencia, hasta enfermedades por protozoarios sésiles que infectan principalmente las branquias y los apéndices de los camarones”, manifiesta.

Wellington Ramírez, gerente técnico de la División Acuacultura de Agripac, señala que los principales parámetros que determinan el estado del fondo de los estanques son el porcentaje de materia orgánica presente y el pH. La MO no es otra cosa que el conjunto de sedimentos que se acumulan en su base (alimento, heces, mudas, fitoplancton y células citoplasmáticas).

Este pool de materia si bien no es nocivo para los animales, su acumulación genera una carga de bacterias, microorganismos y patógenos como los Vibrios spp, así como fondos anóxicos (sin oxígeno), debido a la gran demanda de oxígeno que hay en el estanque.

Drenaje

Los días de actividad de una piscina varían de acuerdo al sistema de cultivo que se implemente (directas, transferencia, bifásicos o trifásicos) y al peso que se desea cosechar.

Los días de cultivo pueden variar entre 50 a 150 días. Pero normalmente suele ser de 12 semanas en sistemas monofásicos, y la mitad en sistemas bifásicos y trifásicos. De acuerdo al criterio del especialista en acuicultura de la PUCE, una vez que los camarones son cosechados, el suelo de la piscina debe ser sometido a un proceso de preparación para la siguiente siembra, el cual requerirá de una evaluación de la calidad de los sedimentos acumulados, los cuales pueden ser controlados a lo largo del período de cultivo mediante la aplicación de cal agrícola, zeolita o bacterias biorremediadoras.

“En mi experiencia, el lavado del suelo mediante el ingreso y salida de agua desde la compuerta de entrada hacia la de salida, la evaluación del pH del suelo y el arado para favorecer la fotoxidación de la materia orgánica son fundamentales”, señala.

Los expertos en acuacultura recomiendan retirar los organismos no deseados, a través de medios mecánicos como la recolección y retirada del área de la piscina. Algunos camaroneros acostumbran a achicar las charcas que permanecen durante el secado, tratándolas previamente con piscicidas comerciales o de origen natural.

Luego de vaciar el estanque, el especialista de Agripac, recomienda realizar la limpieza y desinfección de tuberías, tablas, bastidores y las compuertas de entrada y salida del agua, las mismas que deben sellarse para evitar la entrada de agua durante las mareas altas.

Las áreas que no puedan ser drenadas totalmente deben ser desinfectadas con barbasco, saponina, hipoclorito de sodio u oxido de calcio (cal viva). “Los suelos de los estanques deberán dejarse secar bajo el sol por 5 a 10 días o hasta que empiecen a presentar grietas. Sin embargo, el éxito de la estrategia de alimentación a través de la fertilización del estanque, en muchos casos depende del secado inicial y/o del tratamiento químico del fondo”, puntualiza Ramírez.

Estanislao Sonnenholzner, comenta que si bien el secado de las piscinas permite reducir la concentración de humedad del suelo y eliminar los microorganismos que producen enfermedades, no existe un estudio a fondo que diga cuál es el periodo recomendable para realizar este proceso. Con respecto al tiempo en que deberían retirarse los sedimentos de las piscinas, no hay un periodo estipulado para hacerlo. Éstas pueden seguir funcionando durante 5 o 15 años sin removerlos, todo dependerá de si el nivel de profundidad no se ve afectado.

2 comentarios en “Calidad del suelo, fundamental para un cultivo acuícola saludable”

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